Quantitative Easing
Es una herramienta no convencional que empezaron a utilizar diferentes bancos centrales a partir de la crisis financiera de 2008-09, aunque el término fue usado por primera vez por el Banco de Japón en 2001.
Generalmente la herramienta tradicional de los bancos centrales es la definición de la tasa de política monetaria, que es la tasa de corto plazo a la que invierten o se endeudan los bancos comerciales.
Sin embargo, en la crisis financiera de 2008-09 las medidas tradicionales se juzgaron iban a ser insuficientes, por lo que la FED inició el programa de Quantitative Easing, conocido como QE, que podríamos traducir como Expansión Cuantitativa, un término que es casi tan extraño como la palabra en inglés.
El programa de QE consiste en que los bancos centrales compran bonos, especialmente del Estado, en el mercado, generalmente a inversionistas institucionales y bancos comerciales. Esto tiene como objetivo bajar las tasas de largo plazo de manera más rápida, incentivando la economía.
Las tasas de largo plazo bajan porque aumenta la demanda por comprarlos. Eso lleva, por oferta-demanda a que suba su precio. En los bonos cuando sube el precio cae la tasa. Esto lleva a que las empresas y las personas puedan financiarse más barato, lo que incentiva a la economía.
Si bien este programa se inició con la FED comprando bonos estatales, rápidamente se expandió en el mundo y en ámbito. Así los principales bancos mundiales (FED, Banco Central Europeo, Banco de Inglaterra y Banco de Japón) iniciaron programas similares con el tiempo, los que aumentaron significativamente en velocidad con el inicio de la pandemia por Covid 19.
Uno de los principales riesgos del QE es que aumenta el riesgo de inflación. Para ponerlo en simple lo que están haciendo los bancos centrales es “imprimir billetes” de una manera no obvia, ya que compran activos no líquidos (los bonos) y los cambian por dinero. Eso aumenta la cantidad de dinero en la economía, lo que puede provocar inflación.
Adicionalmente existe el riesgo de que ocurran burbujas especulativas. Esto sucede porque al ser menos atractiva la renta fija (por las tasas de interés más bajas), los inversionistas se ven inclinados a comprar otros activos (como acciones), lo que sube la demanda y puede llevar a su precio al alza.