Nacimiento de la Ley Fintech
El Parlamento, tras un poco menos de un año de discusión, aprobó la ley Fintech (o Fintec). Esta ley que pone a Chile en la vanguardia del tema, busca mejorar la inclusión financiera de la población y a su vez incentivar la innovación en el sector financiero.
En resumidas cuentas, la ley tiene dos partes:
- Actualiza los servicios financieros regulados: Se agregan nuevas empresas/servivicos que deben ser objeto de regulación como:
- Plataformas de financiamiento colectivo: O crowfunding/crowlending en idioma exitoso
- Sistemas alternativos de transacción
- Asesoría crediticia y de inversión
- Custodia de instrumentos financieros
- Enrutamiento de órdenes e intermediación de instrumentos financieros.
Esto, por ejemplo, incluye a las criptomonedas en el ámbito regulatorio, ya que la ley por primera vez las define como “representación digital de unidades de valor, bienes o servicios”.
Una de las cosas interesantes es que la ley genera lógicas de proporcionalidad que eran inéditas en la regulación financiera, así las empresas van a ser reguladas de acuerdo con su tamaño, lo que ayuda a reducir las barreras de entrada y mejora la competencia.
- Crea un sistema de finanzas abiertas: Hasta antes de esta ley las instituciones financieras eran en la práctica las dueñas de los datos de sus clientes. La Ley Fintech incorpora el sistema de finanzas abiertas que cambia este modelo por uno en que las personas pasan a tener el poder de sus datos financieros.
Esto es probablemente una de las partes más poderosas de la ley, ya que, con el consentimiento de las personas, las instituciones financieras estarán obligadas a intercambiar información de los clientes, bajo altos estándares de protección de datos.
Por ejemplo, si uno quiere cambiar de banco puede pedirle al banco de origen que envíe la información personal al banco de destino, ahorrándose firmar y rellenar papeles. Por otro lado, también pueden surtir servicios comparadores que ayuden a tomar mejores decisiones financieras a las personas.
Esta ley es el fruto de un trabajo que partió hace ya casi cinco años, que vino por parte de la inquietud de miembros del Consejo de la CMF, que vieron la necesidad de adaptar nuestra regulación a los nuevos tiempos.
En el año 2018 nos invitaron a unas de las mesas de trabajo donde el regulador escuchó las opiniones de empresas que estaban partiendo, como la nuestra, así como de la industria tradicional, en un ejercicio que se plasmó en un White Paper de lineamientos generales para regular las Fintech, que se publicó en febrero de 2019. En tiempos como los actuales nos da orgullo no sólo haber puesto nuestro grano de arena, sino también haber visto un cambio regulatorio que estuviera muy enfocado a escuchar y aprender.
La implementación probablemente va a tomar un tiempo, el regulador debe ajustar su estructura a la nueva realidad y se requiere que se publiquen una serie de normativas que traten del detalle de la implementación. En ese sentido va a ser clave la participación de todas las personas interesadas en la discusión de estas normas, para evitar que el lobby de ciertos intereses desvíe las intenciones originales de esta ley.