El experto financiero del grupo de Whatsapp
Como es común, tengo un grupo de whatsapp con un grupo de amigos. Ese grupo generalmente es la instancia de celebraciones de cumpleaños, recomendaciones de series y de lugares, pero a veces salen temas financieros, en los que, por mi experiencia laboral, mis amigos han determinado que soy el experto.
El problema es que en general mis amigos me preguntan cosas que no tengo ni idea. Por ejemplo, si las tasas de los créditos hipotecarios van a subir, o si hoy es buen momento para comprar dólares, o si tal acción está cara o está barata.
No sé la respuesta a esas preguntas, y en realidad nadie la sabe. La humanidad lleva miles de años tratando de adivinar el futuro y, a pesar de que cada cierto tiempo aparecen adivinos, su efectividad es al menos dudosa.
Sé que muchas instituciones dicen que saben, y te hacen recomendaciones basándose en sus análisis, diciéndote qué hacer si es que se dan las condiciones que esperan que se den. La verdad, es que no saben.
Si uno mira las proyecciones históricas del mercado, puede darse cuenta de este efecto. Por ejemplo, si comparamos las estimaciones del mercado sobre una variable muy conocida, como la tasa de política monetaria (TPM), uno se puede dar cuenta que en plazos cortos pueden ser acertadas, pero a plazos un poco más largos (de un par de meses), no tienen mucha exactitud.
Esto no es por falta de rigurosidad, calidad o acceso a herramientas. Las personas que hacen estas estimaciones son en general personas serias y hacen un trabajo notable, y muchas veces con sustento sólido. Sin embargo, el poder predecir variables que a su vez dependen de una maraña de variables interconectadas es una tarea casi imposible.
A todos nos gusta achuntarle al futuro y, si podemos ganar plata invirtiendo con eso, es aún más satisfactorio. Sin embargo, hay que tener en cuenta que lo más probable es que esa estimación no se cumpla, y a su vez es muy posible que uno no esté atento al día a día para cambiar las inversiones conforme las condiciones cambian.
Podemos invertir basándonos en lo que sí conocemos, que es la capacidad que tenemos de aguantar riesgo, el plazo de nuestras metas financieras y los costos que asumimos en la inversión. O podemos seguir creyendo que vamos a ser la primera persona que conoce el futuro.