Bonos Yankee
Son como un puente entre los mercados financieros internacionales y el amplio mar de capital de los EE. UU. Emitidos por instituciones, empresas o gobiernos no residentes en Estados Unidos, estos bonos en dólares se rigen por el mismo compás legal que los instrumentos locales: la histórica Securities Act de 1933. Sí, eso significa registrarse con la SEC antes de decir «hola» a los inversores.
La jugada con estos bonos es bastante astuta. Ofrecen a los emisores el pasaporte para acceder al financiamiento a menudo más económico y a un mercado más amplio y líquido que el de casa. Y sí, la demanda suele ser alta, porque los inversores estadounidenses encuentran en ellos una forma menos enredada de diversificar internacionalmente.
Pero, como con cualquier inversión, no todo es color de rosa. Estos bonos llevan consigo los riesgos económicos de sus países de origen, y su valor puede bailar al ritmo del tipo de cambio o al vaivén de las tasas de interés locales. Además, que no te sorprenda si el proceso con la SEC parece una maratón; no es precisamente un paseo por el parque, especialmente si lo comparas con mercados con menos papeleo.