Aversión al Riesgo
La aversión al riesgo se podría resumir en palabras simples como qué tan incómodo me siento frente a los distintos niveles de riesgo que presentan mis inversiones.
Existen varios niveles, y para poder invertir de manera responsable se debe tener claro a qué nivel pertenezco, dado que con esta información mi selección de instrumentos financieros va cambiando desde los menos volátiles (DAP o Bonos) a los más volátiles (acciones).
Cuando las personas son muy aversas al riesgo quiere decir que los movimientos en los precios de las inversiones (especialmente las caídas) los mantienen incómodos y con dolores de guata, por lo que se les recomienda que busquen activos más estables, es decir, que sus precios se muevan poco, pero de manera positiva. En general, para estas personas se recomiendan carteras con un alto porcentaje de renta fija (70%-100%).
Por otro lado, tenemos a las personas con poca aversión al riesgo, es decir, a quienes los movimientos de precios no le generan ese sabor amargo en la boca. Si su cartera llega a caer 5% en un día, se mantiene tranquilos, porque saben que en el largo plazo las inversiones tienden a mostrar ganancias.
En general no existe un mejor o peor nivel, sino que cada uno tiene que encontrar el que más tranquilo y cómodo lo deje en el día a día.