Europa: Winter is Coming
Para quienes vimos y disfrutamos (casi toda) la serie Game of Thrones, sabemos el dicho de la familia Stark: “Winter is Coming”, es decir el “invierno ya viene”. En la serie se relacionaba con el largo ciclo invernal del mundo de fantasía en que se desarrolla. Más allá del tema climático, tenía que ver con estar preparado ante la posibilidad de que sucedieran cosas malas, las que sobraron para esa familia en la serie.
Europa está en una situación similar producto de su débil situación energética, consecuencia directa de la invasión rusa a Ucrania, y los cambios que los gobiernos de dicho continente han hecho en su matriz energética, especialmente tras el accidente de Fukushima en 2011.
Eso lo hemos visto en la fuerte alza de los precios de la energía que han sufrido las principales economías europeas, especialmente en 2022. Por ejemplo, en Alemania, durante 2010-2020 la energía tuvo un precio promedio de €39,6/MWh, y hoy están en €660/MWh. Es decir, el precio ha subido casi 17 veces. Lo mismo pasa en gran parte del continente.
La razón de esta extraordinaria alza está, en gran medida, en la invasión rusa a Ucrania, sumada a la recuperación económica e industrial post pandemia, junto con efectos climáticos como la baja de generación eólica e hídrica y el severo invierno de 2021. Adicionalmente Europa ha llevado, por razones ambientales muy razonables, una política de reducción de la producción de combustibles fósiles, como carbón y en 2018 inició el proceso de cierre de su principal fuente interna de gas natural, en Gröningen, Países Bajos. Para cerrar esta tormenta perfecta, algunos países, como Alemania, han reducido fuertemente la generación de base nuclear, a partir del accidente de Fukushima en Japón (2011).
En los últimos meses hemos visto una reducción en los envíos de gas desde Rusia. Conocida es la tensión entre la Federación Rusa y la Unión Europea, especialmente tras las sanciones impuestas por la invasión a Ucrania. En este ambiente, durante los últimos dos meses se ha observado una importante reducción en los envíos que el país presidido por Putin ha enviado a Europa. Los rusos dicen que se trata de problemas de abastecimiento, que se suman a la tradicional mantención que se hace en julio de cada año, pero en la Unión Europea existen dudas. Esto ha llevado al precio del gas natural irse por las nubes y con ello el precio de la energía.
Y viene el invierno. Además de ser usado para generar energía, el gas natural es una de las principales fuentes de calefacción en Europa. De acuerdo con la ACER, las residencias de las personas representan un 40% de la demanda por gas en el continente, mayormente calefacción para enfrentar el duro invierno europeo. Esto quiere decir que es probable que lo peor esté por venir, una vez se termine el verano en un par de meses.
Ya se están tomando medidas para reducir el consumo. Varios países han tomado medidas para reducir el consumo de energía. Por ejemplo, en Alemania están pidiendo que las calefacciones no se pongan a más de 19 grados Celsius, se busca prohibir la calefacción de piscinas temporadas privadas y se ha reducido significativamente la iluminación de las calles. Adicionalmente disminuirán las frecuencias a los trenes de pasajeros para dar prioridad al transporte de combustibles. Medidas similares se han tomado en España, Francia e Italia, entre otros.
La solución definitiva va a tomar tiempo. No existe un plan B que pueda ser aplicado inmediatamente, y la capacidad de importar gas en barcos (LNG) es limitada. Lo más rápido es invertir en gasoductos y nuevos puertos con capacidad de importar gas, incluyendo una rápida carrera por construir al menos terminales flotantes temporales que permitan comprar gas natural de otros países.
Aumentar la capacidad de otras fuentes energéticas tomará años.
Hasta el momento esta crisis se ha reflejado en la caída en la valorización del euro y fuertes bajas en las expectativas de crecimiento económico en la eurozona. Por otro lado, esta noticia sin duda tendrá impacto en una ya elevada inflación, y de paso podría llegar a afectar a países lejanos que importan este producto, como Chile.