Coronavirus y la cura para los inversionistas – El Mercurio Inversiones
A fines de 2019, las autoridades sanitarias de la ciudad de Wuhan, China, empezaron a dar la alerta por un alza en los pacientes con neumonía de causa desconocida. Hoy, dicha condición es una enfermedad oficialmente llamada Covid-19, que es causada por un nuevo tipo de Coronavirus, que ha mostrado un alto poder de contagio y que se ha expandido principalmente en el hemisferio norte, concentrando la mayoría de los casos en China, Corea del Sur, Irán, Japón e Italia.
Las medidas de contención de la enfermedad en los países más afectados han sido significativas, y van desde la cancelación de viajes y eventos públicos hasta la interrupción del comercio internacional, principalmente. En muchos lugares el pánico ha llevado a supermercados sin mercancías y calles que parecen de pueblo abandonado.
No tengo mucho conocimiento sobre epidemias, así que no sabría decir si lo que se ha visto se justifica. Sin embargo, lo que sí es sorprendente es la respuesta de los mercados financieros, los que no habían reaccionado significativamente a esto hasta el lunes pasado.
Entre el 24 y el 25 de febrero el S&P 500 cayó más 6%, algo poco común. De hecho, en los últimos 70 años este tipo de caídas solamente se ha visto en el 0,2% de las jornadas, es decir, un día cada dos años.
¿Qué podemos hace ante este tipo de caídas? Lo primero es analizar si una persona que está extremadamente nerviosa con sus inversiones tras los últimos días, está invirtiendo de acuerdo a su estilo de vida o sus metas financieras. Por ejemplo, alguien que tiene un 100% de exposición en sus inversiones a acciones debería ser capaz de aguantar estas caídas sin mayores problemas o preocupación. Para dar un orden de magnitud, de acuerdo a la historia de los últimos 20 años en Estados Unidos, alguien que tuvo un 100% de sus ahorros en acciones, si bien obtuvo una rentabilidad muy buena (12%), también tuvo que aguantar caídas en sus inversiones de hasta 50%.
Muchos inversionistas, especialmente personas naturales, tienden a enfocarse exclusivamente en los retornos esperados de sus inversiones e ignoran el riesgo, lo que muchas veces los lleva a forzar las encuestas de perfil de riesgo a respuestas que no representan realmente sus características. Esta trampa del solitario los lleva a tomar la peor decisión financiera, que es vender inmediatamente después de una corrección como la de ahora y volver a comprar “cuando todo esté más tranquilo”.
Siempre hay que tener en cuenta que somos nuestro peor enemigo en temas de inversiones: naturalmente tenemos una tendencia al pánico en los momentos de incertidumbre como este y a invertir en los de euforia y bonanza. De acuerdo a un estudio de Dalbar Associates, el inversionista promedio de fondos mutuos en Estados Unidos rentó un 4,5% anual en los últimos 20 años. Pero si ese mismo inversionista simplemente hubiese comprado sin moverse más, habría rentado casi un 12%. Esto refleja que los sesgos emocionales cuestan dinero y que la paciencia paga en estos temas.
Finalmente, hay que tener en cuenta que históricamente este tipo de caídas se recuperan si uno es razonablemente paciente. Un estudio de Nick Maggiulli, un científico de datos relacionado a finanzas, explica que después de caídas como las observadas estos días, el mercado a un año del suceso tiende a rentar en promedio un 12,6% y en apenas un 10% de los casos hay rentabilidad negativa doce meses después del evento. Asimismo, el autor también investigó la reacción de los mercados después de diversas epidemias y el efecto en los mercados del SARS, MERS y la Fiebre Porcina fue acotado, con bajas entre un 5% y 10% y una rápida recuperación.
Nuestra recomendación es revisar si la exposición al riesgo que estamos tomando es la adecuada de acuerdo al uso que le queremos dar a ese ahorro y nuestra capacidad de aguantarlo. En caso de que no sea así, debería hacer cambios y, en caso de que sí lo sea, quédense tranquilos, solo nos queda esperar a que esto también pase.
Francisco Errandonea
Socio Focus AGF
FUENTE: El Mercurio